Sobre el pensamiento binario
Os pego aquí el artículo al que hace referencia el post del mismo título de mi otro blog.
TÚ MEDIANERA ESTA SENTADA ENCIMA DE MÍ: LOS PELIGROS DEL PENSAMIENTO BINARIO (*).
TÚ MEDIANERA ESTA SENTADA ENCIMA DE MÍ: LOS PELIGROS DEL PENSAMIENTO BINARIO (*).
Autora: Rebecca Kaplan (**)
Fuente: "Bisexual Politics. Theories, Queries & Visions". Editado por Naomi Tucker, con Liz Highleyman y Rebecca Kaplan. New York. "The Haworth Press" Inc. 1996.
El pensamiento binario es un modo de pensar restrictivo, que divide al mundo en dos cajas discretas. Esta forma de pensamiento, extremadamente difundida, lleva a la eliminación de las/os bisexuales y perpetúa la opresión en muchos otros sentidos. Identificarse como bisexual (1) en una cultura donde la bisexualidad es marginada puede llevar al desarrollo de puntos de vista particulares sobre esa marginación. El rechazo del binario gay/hetero, que niega la existencia de las/os bisexuales, puede llevar a cuestionar otras formas del pensamiento binario.
El impulso para escribir este artículo lo recibí muchos años atrás, mientras leía la crítica conservadora acerca de un diario de izquierda. El diario había publicado un editorial oponiéndose a la intervención de Estados Unidos en el Golfo Pérsico. La crítica conservadora culpaba al diario por no tener en cuenta los dos lados de la cuestión. Dado que yo misma tenía por lo menos cuatro opiniones diferentes acerca de la Guerra del Golfo, me impactó particularmente la idea de "los dos lados de la cuestión". Es una frase muy común, supuestamente, se demuestra que una carece de prejuicios cuando da cuenta de "ambos lados". La creencia de que hay "dos lados" nos impide explorar otras opiniones y puntos de vista más allá de los dos que se presentan. Si se muestra sólo un punto de vista, podemos percibir que debe haber alguna otra opinión potencial que aun no ha sido expresada, pero cuando se muestran dos, dejamos de verlo. El pensamiento binario nos desalienta a concebir otras soluciones. Una vez que se dan dos opciones, dejamos de buscar otras alternativas. La ilusión de elegir nos sirve para mantener el "status quo". Para mí, aceptar los dos cuadraditos como representació n de todas las opciones posibles es el peor de los males del pensamiento binario.
EI pensamiento binario es la noción de que las cosas naturalmente se dividen en dos categorías discretas. El pensamiento binario es la combinación de los pensamientos bipolar y categórico. El pensamiento bipolar es la idea de que se pueden describir rasgos haciendo referencia a dos extremos o polos, y que las personas caen en algún punto de una línea unidimensional que la de un polo al otro. La escala Kinsey, que describe la orientación sexual humana basándose en un espectro de siete puntos, que va de exclusivamente heterosexual (O) a exclusivamente homosexual (6) es un ejemplo de modelo bipolar. Los modelos bipolares necesariamente definen los dos polos como opuestos. En la escala Kinsey, cuanto más una persona se siente atraída por las mujeres, menos se siente atraída por los hombres, y viceversa. Dentro de un modelo bipolar es posible pensar en personas que no sean ni estrictamente homosexuales ni estrictamente heterosexuales, pero a esas personas se las seguirá definiendo en términos de "cuán cerca" están de ser hetero u homosexuales.
El pensamiento categórico es la idea de que las cosas se pueden dividir en grupos discretos, discontinuos. Un ejemplo de categorizació n es el uso de cuadritos que representan opciones en los censos y donde las personas deben, marcar una sola para indicar por ejemplo su raza. Este enfoque permite la existencia de varios grupos, y permite diferenciarlos. Sin embargo, no siempre permite las superposiciones entre ellos y no da cuenta de la gente que queda entre dos grupos (ejem. las personas de raza mixta). Además, estos sistemas raramente son exhaustivos y casi siempre logran que algunas personas no sepan qué cuadrito marcar.
El pensamiento binario combina esas dos ideologías, la de la bipolaridad y la de la categorizació n, ya que requiere exactamente dos grupos opuestos (bipolaridad) y exige que esos grupos sean discretos y discontinuos (categorizació n). Dividir a la gente en heteros y homos es un ejemplo de pensamiento binario.
La categorizació n es una función de la mente humana. Encuadramos las cosas en categorías para poder nombrarlas, para poder hablar de ellas. Pero las categorías suelen ser definidas basándose en las necesidades de comunicación de las clases dominantes. Quienes tienen el poder toman decisiones acerca de qué categorías raciales existen, acerca de qué es bueno y qué es malo, acerca de qué es legal y qué es ilegal, aun acerca de qué es posible y qué es imposible. Es importante examinar por qué se han desarrollado determinados métodos de categorizació n y a los intereses de quién sirven. Un ejemplo es el uso de la categoría "insana/o". La etiqueta de "insana" o "insano" se ha usado para condenar a las personas que quienes tenían el poder desaprobaban: homosexuales, mujeres que no permitían que sus maridos las violaran, personas sometidas a esclavitud que intentaban huir, personas que hablaban en contra de acciones opresoras por parte del gobierno, y otras u otros cuya conducta amenazaba el orden existente.
¿Cuál es el propósito de las palabras que usamos para describir la orientación sexual? Por ejemplo, si conozco a alguien, puede ser que yo tenga un motivo razonable por el que quiera saber algo acerca de sus preferencias sexuales. Palabras como "lesbiana" surge porque tienen un fin útil. Ayudan a predecir ciertas conductas, corno si alguien tiene interés en salir con otra persona que se lo proponga, y tienen un significado político importante en una sociedad heterosexista. Pero también son peligrosas, porque le permiten al grupo dominante definir un "otro" o una otra que entonces puede ser oprimido u oprimida. Aun si estoy de acuerdo en que es útil contar con palabras para nombrar el sexo o los sexos que a alguien le atraen eróticamente, preferiría no usar las categorías de homo y heterosexual. Sería igualmente simple dividir al mundo en personas ginosexuales (a quienes les atraen las mujeres), androsexuales (a quienes les atraen los hombres) y bisexuales (a quienes les atraen ambos grupos). La división en hetero y homosexual puede servir para reforzar el heterosexismo ya que define a las personas que no son heterosexuales como un grupo fundamentalmente diferente, a quienes se les pueden atribuir todas las enfermedades sociales que se quiera.
El pensamiento categórico sirve para oscurecer las diferencias dentro de una misma categoría, al crear la ilusión de similitud entre todas las personas del grupo, y la ilusión de diferencia radical entre categorías que se asemejan en muchos aspectos. La mayoría de los problemas que presenta el pensamiento categórico surgen porque la gente olvida que las categorías: son construcciones de nuestras mentes, en lugar de realidades esenciales. Cuando algo no encaja demasiado bien en los cuadritos, lo alteramos para que encaje en lugar de alterar nuestras categorías conceptuales. Es como si nos hubiéramos pasado por alto el hecho de que las categorías son simplemente una forma abreviada de describir y comprender las complejidades del mundo.
El asunto radica en pensar de dónde vienen ciertas formas de categorizació n y darnos cuenta que podemos cambiar las categorías en lugar de permitirles que ellas nos cambien. El deseo de la gente de ver binarios donde no los hay también lleva a representaciones flagrantemente erróneas de los datos científicos. Un ejemplo de esta tendencia es la incorrecta representació n del trabajo de Alfred Kinsey. El zoólogo recogió datos acerca de la conducta y fantasías sexuales de un gran número de personas. Él creía firmemente que tales conductas varían en gran medida y que a la gente no se la podía encuadrar basándose en un solo elemento de su sexualidad, Kinsey afirmó claramente esto es su primer estudio, sobre los hombres en 1948.
Los hombres no se presentan formando dos poblaciones discretas heterosexual y homosexual. El mundo no tiene porque dividirse en ovejas y cabras. No todas las cosas son negras, ni todas las cosas son blancas. Es un concepto básico de la taxonomía que la naturaleza raramente dispone sus objetos en categorías discretas. Sólo la mente humana inventa las categorías, e intenta forzar los hechos para que encajen en moldes separados. El mundo viviente es un "continuum" en todos y cada uno de sus aspectos. Cuando antes aprendamos esta noción y la apliquemos a la conducta sexual, más rápido podremos alcanzar una comprensión plena de las realidades del sexo (2).
A pesar de esto, mucha gente lee resúmenes del trabajo de Kinsey, junta a todas las personas a un lado de cierto punto arbitrariamente elegido sobre la escala y las llama "gays", y luego llama "heterosexuales" a todas las personas que quedaron del otro lado de ese punto. Es esta lectura errónea la que dio lugar a la tan citada cifra del 10 por ciento. Al juntar a todas las personas que están del punto 5 de la escala Kínsey hacia arriba, algunos activistas han calculado que el 10 por ciento de todos los hombres adultos euro-estadounidense s (la población que estudió Kinsey) son "gays".
La creencia en que existen categorías discretas en forma natural y transcultural (o esencialismo) (3) suele ser subyacente al pensamiento categórico. El esencialismo se puede contrastar con el construccionismo (también llamado deconstruccionismo o postmodernismo) que sostiene que las categorías son productos de una cultura en particular y que no describen una realidad intrínseca, eterna (4).
El debate entre esencialismo y construccionismo es importante para la cuestión del pensamiento categórico, porque éste suele sustentarse en una filosofía esencialista no expresada. Steven J. Gould, científico anti-esencialista, explica los problemas que surgen de atribuir naturalezas esenciales a las categorías de fenómenos naturales, y la importancia que tuvieron para Kinsey las ideas de "continuum" y antiesencialismo.
Muchos taxonomistas (5) seguían viendo al mundo como una serie de moldes, definidos por sus "esencias", rasgos fundamentales que separaban a cada uno de todos los otros. La variación era en el mejor de los casos una molestia, una suerte de "chapoteo" accidental en torno a la forma esencial, y que sólo servía para producir confusiones en la asignación correcta de moldes. Taxonomistas como Kinsey, que centraron su trabajo en la teoría evolucionista, desarrollaron un punto de vista radicalmente diferente sobre las variaciones. Aunque las especies pueden ser discretas, no tienen una esencia inmutable. La variación es la materia prima del cambio evolutivo. Representa la realidad fundamental de la naturaleza, no un mero accidente a partir de una norma creada. La variación es lo primario, las esencias son ilusorias. Las especies deben definirse como rangos de variación irreducible. El esencialismo nos lleva a despreciar la continuidad y a dividir la realidad en un conjunto de categorías correctas e inmutables. Establecer criterios para el juicio y la atribución de valor, los objetos individuales que ocupan un lugar próximo a la esencia son buenos, mientras que los que se apartan son malos, si no irreales.
El pensamiento antiesencialista nos obliga a mirar el mundo en forma diferente. Debemos aceptar las sombras y lo continuo como elementos fundamentales. El criterio de juzgar sobre la base de la comparación con uno u otro ideal se pierde: las personas bajas de estatura, retardadas, de otras creencias, colores y religiones son personas y gozan de pleno estatus como tales (6).
Por supuesto, nosotras/os bisexuales no somos de ninguna manera el primer grupo que señala los problemas que presenta el pensamiento binario. La raza, el género y varios otros rasgos han sido también cuestionados desde el punto de vista de la binariedad. El caso del género es bastante paralelo a algunas de las discusiones sobre la orientación sexual. En los buenos viejos tiempos, el género venía en sólo dos sabores, masculino y femenino. Eras una cosa o la otra. Más tarde, algunas personas que trabajaban en psicología social desarrollaron una escala de géneros bipolar, con cuestionarios cuyas respuestas servían para medir la conformidad con los roles sociales de género.
Cada persona podía así ser ubicada en una escala continua, en la que extrema masculinidad ocupaba un polo y la extrema feminidad el otro. Por supuesto, esa escala exigía que la masculinidad y la feminidad fueran rasgos opuestos que se excluían mutuamente. Si alguien tenía muchos rasgos masculinos y muchos rasgos femeninos, caía en el medio, junto con la gente que tenía pocos rasgos masculinos y pocos rasgos femeninos. En 1974, Sandra Bem (7) cuestionó formalmente esta idea bipolar del género y propuso reemplazarla por dos escalas independientes, una que medía el grado de masculinidad y otra que medía el grado de feminidad. Este modelo permitía a las personas obtener puntajes altos en ambas escalas, y permitía que los diversos rasgos asociados al género pudieran expresarse sin estar opuestos unos a otros (después de todo, ¿por qué una elevada capacidad para cuidar de otras/os debería anular el deseo de hacer deportes?).
El binario mente/cuerpo ocupa una posición de liderazgo en muchos de los binarios opresivos que se usan hoy en día. Este binario presenta una fuerte analogía con los de cultura/naturaleza y masculino/femenino, donde naturaleza y cuerpo se atribuyen a las mujeres mientras que cultura y mente se atribuyen a los hombres en la mayoría de las tendencias filosóficas. Una vez que se establecen las divisiones binarias, se las suele jerarquizar definiendo a un grupo (hombre = cultura - mente) como bueno y al otro grupo (mujer = naturaleza-cuerpo) como malo o maligno. Artículos como "Feminist Bisexuality" : A Both/An Option for an Either/Or World, de Kathleen Bennett (8), se han ocupado en detalle de los orígenes del pensamiento binario.
El pensamiento binario no es nada nuevo, ni es exclusivo de una cultura en particular. Se puede encontrar un buen ejemplo en una antigua plegaria judía, que se recitaba para marcar el fin del Sabbath, que bendice a dios por distinguir entre "la luz y la oscuridad entre lo sagrado y lo profano". Como lo demuestra una plegaria que le agradece a dios por las distinciones binarias claras y fáciles, el deseo de dividir, de diferenciar entre bueno y malo es muy poderoso. Queremos saber lo que es bueno y lo que es malo. Y quisiéramos que la respuesta a ese anhelo nuestro fuera sencilla.
Hasta la revista Cosmopolitan toma cartas en el asunto cuando publicó artículos como "Chicas buenas, chicas malas. ¿Cuál eres tú?" (Cosmopolitan, Septiembre 1991). Los binarios están en todas partes. Esta forma de pensar es tan omnipresente que con frecuencia ni siquiera notamos que la estamos usando. Encontrar una forma no binaria de pensar la orientación sexual y otras facetas de la vida requiere de un esfuerzo activo, consciente.
En la teoría bisexual, cada vez más se reconoce el pensamiento binario como fuente de opresión y se están proponiendo modelos alternativos. El debate se ha centrado hasta ahora en las divisiones binarias gay/hetero y hombre/mujer. Me gustaría explorar algunos de los problemas del pensamiento binario a través de una variedad de ejemplos. Voy a revisar también las limitaciones de algunos de los nuevos modelos que se proponen y que rechazan sólo en parte el pensamiento binario, ya que retienen la categorizació n o la bipolaridad, que son problemáticas en sí mismas. Finalmente voy a explorar cómo se puede expandir una visión no binaria del mundo y tomarla como herramienta política para encarar una amplia gama de problemas.
Otros modelos.
Autoras y autores bisexuales han sugerido una variedad de otros modelos para ir más allá del concepto homo/hetero en la sexualidad humana. Uno de esos enfoques, que deja el pensamiento binario firmemente en su lugar, es el que se limita a reemplazar la división homo/hetero por la división queer/hetero. Este enfoque unifica a bisexuales, gays y lesbianas (y en algunos casos también con transexuales y otras personas de actitud radical frente al sexo) en la categoría "queer". A este grupo unido de ‘queers" se lo sigue contrastando con el grupo "hetero" que se define por oposición al primero. De esta manera, las personas bisexuales logran pertenecer a un grupo, pero la humanidad sigue dividida en compartimentos estancos.
Michael Storms buscó escapar de la idea de que la atracción hacia los varones debe ser opuesta a la atracción hacia las mujeres. Su modelo es similar al de Sandra Bern para masculinidad y feminidad. Storms (9) usa una "guía" de dos dimensiones que mide la atracción por personas del mismo sexo que una/o en el eje horizontal, y la atracción por personas del otro sexo sobre el eje vertical. Este enfoque me resulta atractivo, porque también permite medir los diferentes grados de sexualidad y porque no presupone que la atracción hacia personas del mismo sexo que una/o cancela toda atracción por personas del sexo opuesto.
Rohyn Ochs y Marcia Deihl (lO) señalan con mucha elocuencia que, en parte la bifobia surge de la necesidad de la gente por tener categorías binarias, claramente definidas, en las cuales clasificar su realidad. Dicen que "la bifobia es el miedo al espacio que queda entre nuestras categorías". Luego explorar un modelo alternativo de orientación sexual, uno que no necesite de dos grupos discretos.
"En respuesta a la pregunta ‘¿eres gay o hetero?', las y los activistas bisexuales hemos comenzado a cuestionar esta polarización artificial y a crearnos una identidad para toda la vida que no necesita cambiar de acuerdo al género de nuestras parejas. La honestidad exige flexibilidad y al disolver las barreras creadas por las viejas categorías estáticas, todas y todos podemos centrarnos menos en nuestras diferencias y más en nuestras metas, comunes de fortalecimiento político. Las personas bisexuales no estamos sentadas sobre ninguna verja, a mitad de camino entre dos lugares. No existe verja alguna. En lugar de verjas, nosotras/os vemos un campo donde en un sector hay mayoría de gays y lesbianas y en el otro hay mayoría de personas heterosexuales. Dado que somos hombres y mujeres, dado que somos ‘hornos’ y ‘heteros’, estamos en el medio. A veces nos trasladamos hacia un sector o hacía otro en el mismo día, en el transcurso de un año, o de toda nuestra vida".
Desgraciadamente, el modelo que ellas proponen es muy problemático. Eliminan el elemento categórico, pero mantienen la bipolaridad. Ochs y Deihl siguen ubicando a la hetero/homosexualid ad como polos de la conducta sexual humana. Siguen agrupando a las lesbianas y los gays en una categoría, y a las mujeres y hombres heterosexuales en la otra. Siguen viéndonos a las personas bisexuales "en el medio". Seguirnos siendo nosotras/os, bisexuales, quienes tenemos que trasladarnos entre los dos polos estáticos que representan el homo y la heterosexualidad. Nuestras orientaciones se siguen definiendo dentro de un modelo opresivo. Ochs y Deihl parten del modelo bifóbico de dos terrenos discretos con una verja que los separan, y todo lo que hacen es quitar la verja.
Otras teóricas bisexuales han descrito un modelo de "Elección C o trinario" (11). En este modelo, las personas bisexuales son un grupo particular, distinto, con una orientación sexual que es fundamentalmente diferente tanto de las personas hetero corno de las homosexuales. A la gente se la puede dividir en tres categorías discretas: hetero, homo y bi. Este modelo trinario se basa en nobles motivos: el deseo de promover la formación de una identidad comunitaria entre las personas bisexuales; el de oponerse a la idea de que estamos ‘entre" homo y heterosexuales y el de oponerse a la idea de que simplemente todavía no nos hemos decidido o que aún no hemos elegido una orientación sexual "verdadera". Al considerar a las personas bisexuales como un grupo aparte de las hetero y homosexuales, se puede ver que tener una sexualidad que no depende de las diferencias entre los géneros puede diferir en esencia de tener una que sí dependa de eso. La bisexualidad se puede ver como algo diferente de la atracción exclusiva hacia los hombres y de la atracción exclusiva hacia las mujeres, y no como una combinación de ambas.
Entonces, el modelo de "Elección C" tiene mucho en su favor. Sin embargo, siento que este modelo es, en última instancia, opresivo y problemático. Políticamente, puede reforzar la idea de que las personas bisexuales somos un grupo bizarro de "otras/os", digno de ser odiado o como mínimo evitado. Conceptualmente, mantiene la idea de dividir a la gente en compartimentos estancos basados en el género (los géneros) de sus parejas sexuales. Elimina la parte bipolar del pensamiento binario, pero mantiene el elemento categórico.
Todos los modelos prominentes de orientación sexual que he visto también comparten dos problemas adicionales: no dan cuenta de otros rasgos que no sean el sexo/género y que también pueden ser importantes para determinar las atracciones de las personas, y no dan cuenta de los actos específicos que las personas prefieren.
¿Qué debemos hacer?
No quiero estar en el molde marcado con la "C". No quiero un mundo "ambos/y" donde se me considere tanto gay como hetero pero el sexo (los sexos) de mis parejas sigan siendo una cuestión importante para el interés público y las posibilidades sigan restringidas a dos categorías. No quiero estar en el medio de un campo donde haya gays y lesbianas en un extremo y heteros en el otro, aun si no hay ninguna verja entre ambos. Una vez que descartamos la idea de poner a la gente en compartimentos estancos para predecir su conducta, podemos vernos en la situación de formular la pregunta más aterradora, pero más honesta. "¿Te intereso yo? en lugar de "¿Cuál es tu orientación sexual?".
Propongo otro modelo que nos permita darle sentido a nuestra sexualidad, pero que no refuerce ni la categorizació n ni la bipolaridad. Piensen en los electrones que están dentro de los átomos, que son agrupamientos ubicados en determinados puntos de un espacio tridimensional. Cuando se dibujan diagramas de átomos, a los electrones se los representa como nubes que caen a determinada distancia del núcleo, en cierta dirección. En la realidad, los electrones están siempre en movimiento. La locación electiva de un electrón se representa en términos de probabilidad. Se dibujan las nubes para designar las áreas en las que es altamente probable que se encuentre el electrón.
Con relación a las personas que a una/o le atraen, prefiero pensar en términos de nubes de probabilidad. Me puedo sentir atraída por muchas personas diferentes, pero aun así soy capaz de distinguir "islas de formas" (12) o modelos que se repiten con más frecuencia que otros. La gente puede caer en agrupamientos que llamo "tipos" (para algunas personas, esos "tipos" se pueden corresponder con los géneros). Pero cada tipo lo percibe no como un grupo de individuos idénticos, ni como una categoría totalmente discreta de las otras. Sin embargo, hay agrupamientos de rasgos que tienden a juntarse en lo que a mí, y a otras personas, les atrae.
Como bisexuales, nos resulta imperativo producir formas no binarias de pensar la orientación sexual. Para muchas de nosotras y muchos de nosotros, esto ha significado también adoptar una forma no binaria de pensar el sexo y el género. A medida que vamos tratando de crear una perspectiva política bisexual más amplia, creo que es vital que llevemos esta concepción no binaria a otros terrenos, tal vez menos obvios. El pensamiento (binario y las categorías en general) operan para distanciarnos de otras y de otros, y a partir de rasgos que nos aterran. La autora lesbiana Marilyn Murphy explora el uso de las categorías "vieja/o" y "discapacitada/ o" para aumentar nuestra negación acerca de nuestra propia vejez o de nuestras propias discapacidades.
"Lo que estoy aprendiendo es que las lesbianas viejas, las mujeres viejas, e inclusive los hombres viejos, viven en un 'continuum' de capacidad corporal. Me doy cuenta ahora que he construido dos compartimentos imaginarios, 'discapacidad y vejez'. En esos dos compartimentos escondí de mi propia vista mis miedos a la muerte, al sufrimiento y el dolor físicos, a las enfermedades que te debilitan, a la pérdida de la vista y el oído, de la integridad corporal y de la capacidad de ser atractiva para otras. Mientras las paredes de mis compartimentos se mantuvieron intactas, nunca tuve que preocuparme porque la enfermedad, la discapacidad y la muerte no les sucedían a personas comunes y corrientes como yo. Ahora se me ocurre que no seremos capaces de aceptar y de amar a la enferma que vive en nosotras, a la discapacitada que vive en nosotras, a la vieja que vive en nosotras mientras nos nieguen o nos neguemos la oportunidad de conocer amar y aceptar a las mujeres enfermas, discapacitadas y viejas que son parte de nuestra comunidad".
Deconstruir el pensamiento binario puede reportar muchos beneficios en el terreno político. El rango de puntos de vista políticos que existen en los Estados Unidos suele ser descrito en términos binarios. Las personas se dividen en Demócratas y Republicanas, con todas las otras posibilidades eliminadas de la consideración popular. Bárbara Ehrenreich (15) criticó este sistema al decir:
"Sí, sería bueno tener un tercer partido, y un cuarto, y un quinto. Nunca entendí cómo un pueblo acostumbrado a media docena de variedades de Coca Cola puede soportar apenas dos o, según algunas personas, un partido político y medio".
La existencia de dos partidos crea la ilusión de profundas diferencias entre ambos cuando en realidad no hay ninguna, e implica que existe unidad dentro de cada partido. Esta falsa diferencia le da la gente la ilusión de estar eligiendo. Si la gente piensa que puede optar entre dos opciones drásticamente diferentes entre sí, tendrán menos tendencia a criticar al sistema entero corno inadecuado.
Otros modelos populares de ideologías políticas son bipolares o categóricos. El enfoque categórico permite múltiples partidos (Demócrata, Trabajador, Verde, Republicano) pero mantiene la noción de fidelidad partidaria y de claras líneas demarcatorias entre los partidos. Otras construcciones de ideologías políticas son bipolares, como la del "espectro político". La descripción más común de un "espectro político" dice que se trata de una línea que va de los partidos "liberales" hasta los "conservadores" ; las creencias de la gente pueden caer en cualquier punto de ese "continuum", pero sólo se pueden medir teniendo en cuenta una dimensión.
Las ideologías políticas también se pueden describir mejor si se las piensa como agrupamientos, determinados por la probabilidad. Las ideologías pueden cambiar y darse vuelta. Las opiniones que hacen de alguien una persona "progresista" difieren en tiempo y en espacio. Que yo esté de acuerdo con alguien en un tema determinado no significa que lo estaré en todos los otros.
Este enfoque de los agrupamientos nos puede ayudar también a trascender uno de los problemas frecuentes en las políticas signadas por la identidad. La incapacidad de manejar los desacuerdos. Sólo porque alguien sea corno yo en un aspecto eso no significa que estaremos de acuerdo en todas las cuestiones políticas. Y el hecho de que podamos estar en desacuerdo en muchos temas políticos no significa que no podamos trabajar en conjunto. Terminamos teniendo que preguntar, ¿podemos trabajar juntas/os en esta lucha política en particular?, en lugar de, ¿estás en el mismo compartimiento que yo?
Cuestionar el pensamiento binario puede también llevarnos a respuestas más constructivas en el área de la degradación del medio ambiente. Aprender a ver más allá de las simples divisiones del tipo "esto o lo otro" puede mejorar en forma notable nuestra capacidad para entender y preservar la complejidad del mundo natural. Un artículo muy elocuente en este sentido dice: "La tierra se formó entera y continua en el universo, sin líneas. La mente humana surgió en el universo necesitando líneas, límites, distinciones. Aquí y no allá. Esto y no aquello. Mío y no tuyo. Esto es el mar y aquello es la tierra, y aquí está la línea entre ambos. ¿La ven? Está muy clara en el mapa. Pero el mapa no es el territorio. La línea que está en el mapa no puede ser encontrada en el borde del mar. Los humanos construyen casas en la tierra junto al mar, y el mar viene y se las lleva. Eso no es tierra, dice el mar. Tampoco es mar, fíjense en el territorio que dios creó, y no en el mapa que crearon ustedes. No existe un lugar donde comience el mar y termine la tierra. Los lugares que no son tierra ni tampoco mar son hermosos, funcionales, fecundos. Los humanos no los valoran, De hecho, apenas si los ven porque esos espacios no encajan con las líneas que tienen trazadas en sus mentes. Los humanos se agitan dragando; llenando, drenando los lugares que están entre la tierra y el mar, tratando de convertirlos en la una o en el otro" (16).
Nuestra tarea puede ser percibir el pensamiento binario, dondequiera .que éste surja, y cuestionarlo. El paradigma que usamos definirá y limitará lo que seremos capaces de percibir. Mientras iba para la "Marcha" hacia Washington que se hizo en 1993, torné por una autopista circular que se llama 495 y que va alrededor de Washington DC. Sobre la autopista, los carteles que la nombran cambian de 495 Norte a 495 Oeste a 495 Sur a 495 Este. Alguien que observe podría preguntar "¿Para qué cambias de dirección, no puedes decidir en qué dirección quieres ir?". Pero resulta que yo estoy viajando constantemente en una dirección, manteniéndome en la autopista, en un movimiento contra reloj. Cualquiera que utilice una concepción lineal, cartesiana, para nombrar las direcciones sólo puede describir mis movimientos como cambios en la dirección de mi viaje. Esa persona no es capaz de percibir lo constante de mi movimiento circular. Lo mismo sucede con nuestra sexualidad. Un paradigma limitado, binario, nos describe a las y los bisexuales como personas que constantemente cambiamos de identidad, según el sexo de nuestras parejas. Sólo al cambiar el paradigma podemos describir lo que tal vez sea una dirección constante de nuestro deseo.
Notas
(1) Tengo muchos problemas con la palabra bisexual; sin embargo, la usaré en todo este artículo. La palabra bisexual refuerza la idea de que hay dos y sólo dos sexos, y que nuestra orientación sexual se debe describir sólo en términos del sexo o de los sexos de las personas que nos resultan atractivas.
Cuando escribo la palabra bisexual, pretendo referirme a personas que:
a. Se llaman a sí mismas bisexuales.
b. Sienten que sus deseos no dependen del sexo de las personas que las atraen.
c. Se sienten sexualmente atraídas por personas de más de un sexo (ya sean varones, mujeres u otros sabores para los que todavía no tenemos buenas palabras).
(2) Kinsey, Alfred C. Pomeroy, Wardell B. y Martin. Clyde E. (1948). "Sexual Behaviour in the Human Male". Philadelphia W.B. Saunders Co.
(3) Amanda Udis-Kessler ha escrito artículos excelentes sobre la relación entre el esencialismo y los sentimientos anti-bi. Ver: "Culture and Community: Thoughts on Lesbian-Bisexual Relations" en Sojourner. "The Women’s Forum", vol.16, no. 4 (December, 1990). Y "Present Tense: Biphobia as a Crisis of Meaning" en "Bi Any Other Name: Bisexual People Speak Out". Loraine Hutchins y Lani Ka’ahumanu, editoras (1991). Boston: Alyson Publications.
(4) En su artículo "Conclusion: The Essentials of Construccionism and the Construction of Essentialism" , del libro "Forms of Desire. Sexual Orientation and the Social Constructíonist Controversy" (Ed Stein editor, 1992; New York: Routledge), Edward Stein explica el debate entre construccionismo social y esencialismo con respecto a la orientación sexual.
(5) La taxonomía es la rama de la ciencia que se ocupa de clasificar plantas y animales. Kinsey era taxonomista como lo es Gould.
(6) Gould, Steven J. (1984) "Of Wasps and WASPS", Natural History, (91) 12, December.
(7) Bern, Sandra (1974) "The Measurement of Psychological Androgyny", "The Journal of Consulting and Clinical Psychology", 42.
(8) Bennett, Kathleen. ( 1992): "Feminist Bisexuality: A Both/And Option for an Either/Or World", in "Closer to Home. Bisexuality and Feminism". Elizabeth Reba Wiesc editora. Seattle . "The Seal Press".
(9) Storms, Michael (1980) "Theorics of Sexual Orientation" , Journal of Personality and Social Psychology, vol. 38 no. 5.
(10) Ochs, Robyn y Deihl, Marcia (1992), "Moving Beyond Binary Thinking" en Blumenfeld, Warren .1992. "Homophobia How We All Pay the Price". Bostón. Beacon Press.
(11) Rust, Paula. "¿Who are we and where do we go from here?. Conceptualizing Bisexuality" , in "Closer to Home. Bisexuality and Feminism". Elizabeth Reba Wicse, editora. Seattle : Seal Press.
(12) Gould op.cit.
(13) Murphy, Marilyn (1991). "And the Walls Carne Tumbling Down", in "¿Are You Girls Travelling Alone?. Adventures in Lesbianic Logic". Los Angeles. "Clothespin Fever Press".
(14) Marilyn Murphy probablemente se sorprendería de ver sus palabras usadas para apoyar una propuesta política bisexual. Pese al sentimiento anti-bi de algunos de sus trabajos, ella proporciona argumentos lúcidos y movilizadores contra el pensamiento binario. Siento que ese argumento resulta bastante aplicable, sobre todo la idea de que la gente proyecta sus miedos en categorías de "otros/as".
(15) Ehrenreich, Barbara (1992) "Who’s on Main Street ", Mother iones (July/August) .
(16) Meadows, Donella (1991). "The Global Citizen". Washington DC. Island Press.
(*) La autora agradece por el título a un bisexual muy agradable que usaba un cartel con esa leyenda sobre la cabeza en la Marcha hacia Washington, de 1993.
(**) Rebecca Kaplan es radical, judía ashkenazi, reconstruccionista, ambi-siniestra, bisexual que se identifica como torta, bilingüe, feminista, eco-socialista, postmoderna, sinvergüerza que defiende sus teorías descaradamente. Estudia abogacía en Stanford y lucha por vivir feliz, en comunidad.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio